La trace

29 Mai 2020, 22:06

En 2019, José Manuel López López me proposa de participer à une commande artistique pour un quatuor de clarinettistes. Nous nous mîmes d'accord sur le thème : le temps. Rien de moins.

José Manuel s'intéresse comme moi au sujet, c'est sans doute l'âge qui veut ça. En 2007 nous avions tourné cette vidéo dans laquelle il développe sa conception du temps en musique :

Dans La trace nous avions chacun l'idée d'exprimer par nos moyens respectifs l'importance du temps dans notre parcours artistique.

Pour José Manuel, le temps est l'élément fondamental de la musique. Il m'expliqua en quoi les calculs savants qu'il opère pour déterminer les rythmes et les différentes composantes des notes de sa musique ne sont pas basés sur des structures mathématiques indépendantes de leur objet, mais bien construits à partir de ce qui compose les vibrations sonores, c'est à dire les fréquences. Il y a de fait chez José Manuel un lien étonnant entre la science et son art, ou plus exactement il révèle par sa pratique un lien immanent entre la musique et la science, ce en quoi il est moderne.

De mon côté j'ai plutôt l'impression de me situer en amont de cette problématique, c'est à dire de poser la question de l'expression du temps en dehors des durées, pour trouver "un peu de temps à l'état pur" comme le fait dire Marcel Proust au narrateur de la recherche. Comment donner au spectateur à percevoir directement du temps ? parce que le temps ne nous est pas donné, dans une oeuvre il faut l'exprimer  par des moyens appropriés si on veut le saisir directement plutôt que subordonné au mouvement. C'est le sujet des deux livres de Gilles Deleuze sur le cinéma : L'image-mouvement et l'image-temps. Deleuze fut mon professeur pendant une douzaine d'années, autant dire que je me sens deleuzien.

Donc c'était très bien, nous partions de deux idées assez différentes qui enrichiraient d'autant la trace. 

Et puis nous est venue une autre idée (à deux on a plus d'idées) : non seulement exprimer le temps par des images et montrer son immanence à la musique, mais également nous expliquer sur ces points par des inserts entre les parties de la vidéo. José Manuel nous trace ici un sablier de tous les temps, à la 11ème minute :

À la 24ème minute un des clarinettistes cite Deleuze :

La trace est donc ainsi construit en 6 parties que nous appelâmes des "blocs", entre lesquels nous insérâmes des citations savantes lues à tour de rôle par un des instrumentistes.

La trace, c'est celle du temps que nous voulons révéler par ce spectacle audiovisuel de 50 minutes, interprété par les quatre clarinettistes de Barcelona clarinet players. La première eut lieu le 24 février 2020 dans la grande salle du Museo nacional centro de arte Reina Sofia de Madrid. La salle était pleine, ce fut un succès.

Un article paru dans le quotidien El pais : 

CRÍTICA 
López López y el grano del tiempo

El concierto del Barcelona Clarinet Players fue una prestación artística de calidad superior que hasta hace poco no se veía a cargo de intérpretes españoles en estos repertorios complejos

El Barcelona Clarinet Players en una imagen promocional.
El Barcelona Clarinet Players en una imagen promocional.

Segunda cita en Madrid de la residencia dedicada al compositor José Manuel López López por parte del Centro Nacional de Difusión Musical. Esta residencia ambiciosa se ha articulado en quince conciertos, seis de ellos en Madrid, de los que destacan los estrenos mundiales de La trace, obra que vio este lunes la luz en el Auditorio 400 del MNCARS, la pieza orquestal Tisseur de sable, que interpretará en premier la Orquesta Nacional de España el próximo 14 de marzo, y ya para mayo, el Cuarteto nº 2, que alumbrará el Arditti Quartett y una pieza para soprano, actor y ensemble a cargo del Ensemble Télémaque.

La trace. Música de José Manuel López López. Videocreación, Pascal Auger. Estreno mundial. Intérpretes: Barcelona Clarinet Players. CNDM 19/20. Auditorio 400, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 24 de febrero.

De todo este potente paquete de obras, que darán la medida de este creador madrileño (1956) residente en París, no cabe duda de que los estrenos constituyen la parte más interesante por novedad, esfuerzo y oportunidad. Había, pues, expectación en el siempre agradecido Auditorio 400. La propuesta tenía, además, no pocos elementos de previsible atractivo. La trace es una extensa pieza de 50 minutos, de música y videoarte, en la que confluían la obra musical propiamente dicha, a cargo de un magnífico cuarteto de clarinetes, Barcelona Clarinet Players, y el vídeo de Pascal Auger.

 
 

López López y Auger ya habían realizado piezas conjuntas desde que se conocieron a mediados de los noventa en una residencia en Villa Kujoyama, Japón. Destacaba en esa colaboración su vídeo La Céleste. En esta ocasión, tanto música como vídeo han nacido como proyecto conjunto y su integración es muy apreciable. Se une, además, el encaje del grupo instrumental que, además de tocar, aparecen en el propio vídeo, ya sea leyendo los textos preparados e incluso alguna aparición interpretando.

De todo ello nace una obra de sólida armadura conceptual y de irreprochable ejecución técnica. La música de López López, sin apenas desmayo en su casi una hora de duración, recorre las preocupaciones técnicas del compositor: su pasión por la tímbrica y algunas de las conclusiones de las corrientes espectrales, la reflexión casi permanente por el tiempo, ya sea como pulso musical o como idea metafísica de la construcción de la realidad, y el gusto por la manufactura instrumental que, en esta ocasión, pone a disposición del cuarteto una materia sonora de extrema fluidez y de elevada inventiva de articulación.

 

La parte de imagen nos proporciona la pista definitiva de que el proyecto general de La trace se mueve como un canto a la abstracción. Auger, tras un inicio de mayor impacto visual que de ideación, se asienta pronto en un imaginario de huellas civilizatorias que sugieren una abstracción histórica, una nula presencia humana en unas ruinas grises e impersonales que casi se identifican con un paisaje mayoritariamente yermo, donde la maleza y la vegetación apenas compiten con muros incoloros, ya sean los de carácter productivo, naves, fábricas o casas de labor, o incluso bunkers. La melancolía surge de unos rótulos con fechas que viajan desde el siglo XVI al XXII sin que se perciban los más mínimos cambios. Algunos de los textos leídos por los músicos e integrados en la imagen, como ya he dicho, nos rememoran el pensamiento sobre el tiempo, la imagen o la memoria, ya sea con ideas del propio compositor o del filósofo Gilles Deleuze.

Quedaría por reseñar la extraordinaria prestación del Barcelona Clarinet Players, con una agrupación de dos clarinetes en si bemol, los normales, un corno di bassetto, que, tras varias décadas como instrumento de moda, se ha asentado como un clarinete contralto, y un clarinete bajo. A ellos se suman unas puntuaciones electrónicas que manejan los propios músicos. Una prestación artística, en suma, de calidad superior que hasta hace poco no se veía a cargo de intérpretes españoles en estos repertorios complejos. En suma, un inicio grande para una residencia necesaria.

Puis vint le confinement...

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